17
Jul
Imagina esa boda de verano al aire libre. El sol brilla, la emoción está a flor de piel y la ceremonia es preciosa, pero el calor aprieta. Los invitados se abanican con el programa del evento, con la mano, con lo que pueden. Es un gesto instintivo, una búsqueda de alivio. Ahora, imagina otra escena: en cada asiento, esperando a cada invitado, hay un objeto elegante y útil. Al desplegarlo, no solo ofrece una brisa fresca, sino que revela los nombres de los novios, la fecha, un diseño que encaja a la perfección con toda la celebración. Ese gesto de…